"Espera, espera, espera… ¿todavía no hemos hablado sobre dungeons? Pues
ya es hora, y más si estamos situándonos en un ambiente medieval
fantástico. Seguro que alrededor de Highdell conoces un dungeon. Una
sucesión de cavernas, un sotano que se abre a una sección de las
alcantarillas medioenterradas, una torre cuyos subterraneos se
encuentran por explorar. Por favor, cuéntanos lo que sepas de dicho
dungeon."
Al norte de Highdell, en los espesos bosques de abetos, a una semana de marcha siguiendo el curso de un afluente del rio Cuervo, se abre un estrecho cañón de altas paredes, con el suelo cubierto de cantos rodados. Es un lugar evitado por todos, un lugar de muerte y maldición.
Nada más entrar en el desfiladero, puede notarse una extraña sensación, un presentimiento antinatural. Lo sienten los humanos, las bestias de carga tienen que ser arrastradas para penetrar en el cañón, y es facil notar la ausencia de vida animal.
El desfiladero avanza zigzagueando un par de kilometros hasta llegar a un ensanchamiento. Las paredes casi verticales suben más de cien metros, y están cubiertas de cuevas y oquedades. El suelo de este encajonado valle está cubierto de miles de huesos de toda clase de criaturas.
Las cavernas, que forman un laberíntico complejo de multiples niveles, es el hogar de una degenerada raza de prehumanos, adoradores de una primigenia deidad de la muerte. Fueron expulsados de la superficie por la llegada de los antepasados de los humanos, y los supervivientes se refugiaron en las profundidades de las cavernas en las que rendían culto a su terrorífico dios. A lo largo de las generaciones han desarrollado una excelente visión en la oscuridad y un temor irracional al sol por lo que salen por las noches para recoger las presas que haya caido por el barranco a causa de sus trampas, o asaltar a cualquier criatura que pueda acercarse a su territorio.
Los
cavernícolas se dividen en varias facciones, enfrentadas entre ellas,
cada una portadora de un tipo específico de mascaras hechas con craneos
animales. Luchan principalmente por las fuentes de alimentación, el agua
y las hembras, especialmente por aquellas que vienen de la superficie.
El centro de su complejo de cavernas es el Santuario del Dios Negro, dominado por una extraña formación natural de piedra cristalina de color oscuro, que parece palpitar en su interior. La piedra a sus pies está permanentemente pegajosa a causa de la sangre de los sacrificios, aunque la mayoría de la sangre parece ser absorvida por la propia piedra. El Sacerdocio del Dios Negro, albinos desnudos con sangrientos dibujos sobre sus pieles, son respetados por todas las facciones, y el Santuario es un terreno neutral.
En las profundidades de las Cavernas hay lugares en los que habitan cosas que consiguen despertar el terror hasta de los primitivos prehumanos.
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