Ya
sabía yo que me pillaría el toro en algún momento. Este mes es un
descontrol en mi familia, tenemos que coordinarnos milimétricamente para
poder hacer todas las cosas que tenemos que hacer, y claro, escribir el
Desafío no está entre las imprescindibles, aunque si entre las que me
gustaría poder hacer.
En fin, al tajo, a ver si podemos ponernos al día.
Malas
sesiones he tenido unas cuantas, tanto como jugador como master.
Algunas peores que otras, claro. Algunas por causa de la partida,
aburrida o deslavazada, y otras a causa de problemas entre jugadores.
Hablaré de alguna de mis malas experiencias como master, por eso de la
viga en el ojo.
La
peor sesión que recuerdo (o que no recuerdo), fue cuando tuve que
dirigir durante un fin de semana a mi grupo habitual, pero tras pasar
una noche de farra de las que dejan huella, y sin haber dormido. Mi
grupo fue implacable conmigo, y únicamente me dejaban dormitar mientras
comían o veian una peli. Además apenas me había preparado nada e
improvisé como un bellaco. Para mi fue una experiencia agotadora en
todos los sentidos, y de la cual apenas recuerdo nada salvo la sensación
de agotamiento, pero creo que a ellos les gustó la sesión, lo que
demuestra que como casi todas las cosas, esto es subjetivo.
Por
otro lado, recuerdo aquella sesión en la que eché de la partida a uno
de mis jugadores, uno que llevaba mucho tiempo con nosotros, pero que se
lo tomaba muy a la ligera, y cuando se aburría en la partida (lo que
ocurría siempre que no estaba enfrascado en un combate), se ponía a
jugar con la gameboy, y llegó un día en que desbordó el vaso de mi
paciencia y le dije que si no le interesaba la partida que no viniera. Y
no volvió. Es algo de lo que no me siento orgullosos, porque por encima
de todo somos colegas y no merece la pena cabrearse tanto por una
partida. Tenía que haberlo dejado pasar y luego hablar con esta persona
en privado, en vez de tratarlo en caliente delante de todo el mundo. Sin
duda esa ha sido mi peor sesión como master.
Salud2
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