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lunes, 24 de enero de 2011

Campaña de Mierani I Parte 3


La Gran Biblioteca de Koras es una de las maravillas de la villa de Arunthvereinth. Levantada gracias a la voluntad insaciable de conocimiento de Koras, el erudito, reúne el mayor volumen de informaciones sobre el bosque, los viejos asentamientos élficos, y las leyendas y rumores recogidas a lo largo de toda una vida de duro trabajo. El centro de la biblioteca está formado por un enorme mapa del bosque tallado en relieve sobre un gran tablero de madera, que muestra todos los asentamientos presentes y pasados del bosque, así como todos los accidentes topográficos de importancia, colinas, montañas, ríos, pantanos, etc. Koras no es una persona muy sociable, aunque siempre está dispuesta a escuchar nuevas historias sobre el bosque y sus rincones. Permite que aquellos que lo deseen investiguen en los fondos de su biblioteca, a cambio de que le ofrezcan cualquier novedad que descubran sobre el bosque.

Aquí fue Illiana a buscar información sobre el augurio que había tenido. Allí encontró a Bëlanir, también en busca de información sobre el posible paradero de su madre, o de lo que esta buscaba cuando desapareció, así como aquellas ruinas que por su cercanía al asentamiento pudieran ser exploradas con cierta facilidad. Unieron sus fuerzas, y al cabo de varias horas de duro estudio de cientos de pergaminos agrietados y polvorientos, descubrieron un par de notas interesantes.

  • Belassar, un estudioso de la época del retorno, había investigado sobre la llamada Cámara de los Sueños, al parecer uno de los lugares más sagrados e importantes de la antigua capital de Celwynvian. En dicha Cámara se guardaba todo el conocimiento pasado, presente y futuro de los eruditos élficos. Uno de los medios de pronosticación del futuro era el llamado Cielo Subterráneo, un estanque de aguas plateadas situado en una cueva subterránea, pero sobre el cual podía distinguirse con toda claridad el cielo estrellado de la noche, a cualquier hora del día o independientemente de la situación atmosférica que existiera en la superficie. Se dice que los adivinadores elfos podían percibir las señales dejadas por los dioses, en especial por Desna, en el movimiento y situación de todos los orbes celestes. Al parecer fue gracias al Cielo Subterráneo que los elfos conocieron de la cercana llegada de la Roca Estelar, y por ello tuvieron el tiempo suficiente para preparar su exilio hacia Sovyrian.

  • En un poema del poeta y erudito Fional, copiado por el explorador Kirbrien, en las ruinas de Sol-Voroth, se narraba: 
Es necesidad mantener las Puertas de Fuego eternamente cerradas,
Porque no todas las puertas fueron creadas para ser abiertas,
 Porque los errores del pasado necesitan ser evitados,
Porque los que acechan más allá del portal no deben ser invitados.


  • Cerca del linde del bosque, a dos días de camino al noreste de Arunthvereinth, se levantan los restos ruinosos de Dol Brondur, una vieja fortaleza fronteriza de los thassilonios, levantada para controlar a los peligrosos y extraños elfos, pero que fue abandonada hace milenios, seguramente algún tiempo después de la caída de la Roca Estelar y el Imperio.

  • Hacia el interior del bosque, a casi una semana de duro viaje, se levanta Galarkia, un viejo asentamiento élfico, bastante bien conocido por ser un punto habitual de paso de las tropas Inmortales.

Esa noche se juntaron todos los aventureros (salvo Varinth, que al parecer vivía encantado con la atención que su presencia había desatado entre las jóvenes elfas) se reunieron en la casa de Lili, poniendo en común todo que habían descubierto sobre la desaparición de la madre de los hermanos Ap Nivrim, así como sobre las ruinas cercanas a Arunthvereinth. Viendo que hasta recibir contestación por parte de los Hermanos de Bëlanir no podrían tomar una determinación, decidieron acercarse a echar un vistazo a las ruinas de Dol Brondur.

Al día siguiente recogieron sus petates y equipos y se pusieron en camino, advirtiendo a Evianna de su intención de pasar unos días fueras del asentamiento. Möhn guió al grupo durante todo el día, demostrando sus buenas capacidades para hacerlo, encontrando siempre una buena senda franca por la que atravesar la espesura. Al llegar la noche montaron un pequeño campamento y dividieron las guardias, esperando no tener problemas, pero fueron sorprendidos a las pocas horas por un fuerte zumbido que surgía del bosque. Sin tiempo a prepararse, fueron asaltados por cuatro enormes avispas de rallados lomos, grandes como pequeños caballos, con aguijones como espadas. El primer asalto fue de caos y desconcierto, con Lili llevándose la peor parte, y escapando como pudo de los emponzoñados aguijones. Möhn luchaba duramente, defendiéndose sin su preciada armadura, mientras el danzarín Naergoth hería con su plateada cimitarra a las voladoras criaturas. Bëlanir e Illiana demostraron que sus sortilegios poco podían hacer contra los seres de la naturaleza, dedicándose por ello a dar apoyo y cierta cobertura a sus compañeros. Cuando Lili pudo recuperarse de los primeros asaltos, casi inmovilizada por culpa del veneno de las avispas, comenzó a desatar su pequeño infierno de fuego contra las avispas, terminando junto a sus compañeros con la amenaza.

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